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   Sancyd.es - Comedores Saludables para personas con discapacidad - Recomendaciones de nutrición enteral por sonda
Cuidados y Seguimiento
Fecha de actualización: 2010-05-10

Autores:
Juana Mª Rabat Restrepo;Cristina Campos Martínez. 
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. Hospital U. Virgen Macarena de Sevilla
Isabel Rebollo Pérez.
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva.

El seguimiento de la NE tiene por objetivos evaluar la eficacia nutricional de la prescripción, detectar las posibles alteraciones mecánicas y químicas originadas por el material y las técnicas empleadas, así como resolver las complicaciones producidas tanto por la propia nutrición artificial como por la malnutrición energética y proteica que suelen presentar estos pacientes. El seguimiento del paciente con NE incluye, por tanto, controles diarios del estado nutricional y de la evolución clínica del paciente.


1. CUIDADOS DE ENFERMERÍA

1. Selección y utilización del material

• Selección de una sonda de poliuretano de calibre adecuado: 8–14 Fr.
• Comprobación de la correcta posición de la sonda mediante radiografía (en su defecto por al menos dos técnicas indirectas –insuflacion de aire y pH metria- ) antes de iniciar la nutrición enteral y antes de cada toma de alimentación mediante la insuflación de aire y la auscultación a nivel gástrico.
• Movilización y fijación de la sonda .
• Comprobación de la velocidad correcta de administración.
• Limpieza de la sonda con   agua templada antes y después de cada toma de alimentación, de la medicación, después de la aspiración de residuos gástricos, y cada 6 horas en casos de administración continua.
• Cambio de los sistemas de infusión según las indicaciones del médico.

2. Cuidados de piel y mucosas

• Prevención de lesiones por presión y limpieza de escaras a nivel de orificios nasales, boca y ostomías de alimentación.

3. Prevención de broncoaspiración

• El paciente estará sentado o incorporado a más de 30 grados mientras recibe la NE y hasta 30 minutos después de finalizada ésta.
• En los pacientes con riesgo se administrará la dieta en infusión continua con bomba de infusión.
• Se aspirará el contenido gástrico, al menos inicialmente, antes de la primera toma del día y cada 6 a  8 horas.
• Si el aspirado gástrico es mayor de 150 ml, se suspenderá la infusión y se volverá a comprobar después de una hora sin alimentación. Si el contenido gástrico ha disminuido se reanudará la nutrición a la mitad del ritmo prescrito. Si el aspirado gástrico sigue siendo mayor de 150 ml se suspenderá la nutrición y se avisará al médico para que valore la actuación a seguir según las características del paciente.
• Si la toma queda retrasada por cualquier motivo, no se aumentará la velocidad de infusión.
 
4.Controles

• Controles habituales del enfermo hospitalizado.
• Peso diario si existe malnutrición energética proteica, y dos veces por semana en el resto.
• Control de la cantidad administrada en 24 horas.(Aporte real suministrado  de la  dieta) .
• Aporte de líquidos totales  por sonda (u otras vías enterales),  vía parenteral (sueros, medicación).
• Diuresis diaria , al menos al inicio.
• Deposiciones (número, tipo, volumen).
• Vómitos (número, tipo, volumen).
• Cuantificación de otras pérdidas: drenajes, fístulas.
• Control del residuo gástrico.
• Existencia de dolor o distensión abdominal.
• Existencia de edemas o signos de deshidratación.


2. SEGUIMIENTO MÉDICO

1. Valoración del estado nutricional

Se realizará al comienzo del tratamiento para determinar si existe malnutrición energético proteica y el grado de la misma. Se repetirá con una periodicidad variable, en función de los resultados iniciales obtenidos y de la evolución clínica del paciente.

2. Estado de hidratación

• Diuresis, balance hídrico, sed, sequedad de piel y mucosas, edemas.
• Factores que modifican las necesidades de agua y nutrientes
• Complicaciones cardíacas, insuficiencia renal, fiebre, infección, pérdidas digestivas (diarrea, vómitos, fístulas), pérdidas extradigestivas (drenaje pleural, exudado por ulceraciones cutáneas extensas, etc.).
• Prevención  del síndrome de realimentación en pacientes de riesgo
• Tratar las alteraciones hidroelectrolíticas antes de iniciar la alimentación.
• Determinar los niveles séricos de potasio,  fósforo y magnesio, y tratar su déficit si existe.
• Iniciar la realimentación aportando el 100% o más de las necesidades de micronutrientes (especialmente de tiamina, fósforo, potasio, magnesio y zinc) y, de forma progresiva, según tolerancia  (en 48-72 horas) las necesidades en energía y macronutrientes .
• Determinar cada 24–48 horas los niveles sanguíneos de potasio, fósforo, magnesio y calcio, además de los parámetros bioquímicos de rutina.
• Controlar diariamente el balance hídrico y la aparición de signos clínicos de deshidratación, hiperhidratación e insuficiencia cardíaca.

3. Alteraciones de la función digestiva

• Dolor o distensión abdominal, meteorismo, íleo paralítico, gastroparesia, vómitos, regurgitaciones, diarrea.

4. Signos físicos de malnutrición energético proteica

• Alteraciones en piel y faneras, masa y fuerza muscular, peso corporal.

5. Parámetros analíticos

• Hemograma y bioquímica general (cada 24–48 horas, hasta que se estabilice la situación clínica del enfermo, y posteriormente una vez a la semana).

6. Evolución del estado nutricional

• Parámetros antropométricos y bioquímicos (cada 10–15 días).

 

 





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